lunes, 25 de junio de 2018

PERSEO



    Seguimos el relato que ofrece Apolodoro (siglo I o II d.C.) en su Biblioteca mitológica (libro II, 34 y siguientes):


El oráculo


            Cuando Acrisio le preguntó al oráculo sobre el nacimiento de hijos varones, el dios Apolo le respondió que de su hija nacería un niño que le daría muerte.

            Lleno de temor, Acrisio construyó bajo tierra una habitación de bronce y allí guardó a su hija Dánae. Sin embargo, según dicen algunos, a esta la sedujo Preto y de aquí surgió la querella entre Acrisio y Preto. Según aseguran otros, Zeus se transformó en una ráfaga de oro, se deslizó a través del techo hasta el seno de Dánae y se unió a ella.

            Cuando más tarde Acrisio se enteró de que de su hija había nacido Perseo, no se creyó que hubiera sido seducida por Zeus. Puso en un arca a su hija junto con el niño y los arrojó al mar. 


Perseo y la cabeza de Medusa


            En cuanto el arca llegó a la isla de Sérifos, Dictis los sacó de ella y se encargó de la crianza del niño. El hermano de Dictis, Polidectes, que era entonces el rey de Sérifos, se enamoró de Dánae. Al no poder tener relaciones con ella, ya que Perseo era ya un hombre, convocó a sus amigos y con ellos también a Perseo, y les dijo que reuniesen regalos para la boda de Hipodamía, la hija de Enómao. Perseo dijo que no rechazaría esta invitación ni aunque tuviera que traer la cabeza de la Gorgona. Así que Polidectes les pidió caballos a los demás, pero no aceptó los caballos de Perseo: a este le ordenó que trajese la cabeza de la Gorgona.



Las Fórcides y las Ninfas


            Perseo, guiado por Atenea y Hermes, fue al encuentro de las Fórcides: Enio, Pefredo y Dino. Estas eran hijas de Ceto y de Forcis; eran hermanas de las Gorgonas y viejas desde su nacimiento. Tenían las tres un solo ojo y un solo diente y, por turnos, se lo pasaban de una a otra. Perseo les arrebató el ojo y el diente. Cuando las Fórcides se lo pidieron, les dijo que se los devolvería si le indicaban cuál era el camino que conducía a las Ninfas, las cuales tenían unas sandalias aladas y la kíbisis, que era una especie de zurrón. […] Las Ninfas tenían además el casco de Hades.

            Cuando las Fórcides le mostraron el camino, les devolvió el diente y el ojo. En cuanto llegó a presencia de las Ninfas, consiguió los objetos que buscaba. Se colgó la kíbisis, se ajustó las sandalias aladas a los tobillos y colocó sobre su cabeza el casco de Hades, con el que podía ver a los que quería sin que él fuera visible al resto. A su vez Hermes le entregó una hoz de acero.


Perseo decapita a Medusa


            Perseo llegó volando hasta el Océano. Allí sorprendió a las Gorgonas durmiendo. Las Gorgonas eran Esteno, Euríale y Medusa, que era la única mortal (por eso Perseo fue enviado en busca de su cabeza). Las Gorgonas tenían la cabeza rodeada de escamosas espirales de serpientes, grandes dientes como de jabalíes, manos de bronce y unas alas de oro, con las que volaban. A los que miraban los convertían en piedra.

            Así pues, Perseo se colocó junto a ellas mientras dormían. Mientras la diosa Atenea guiaba su mano, Perseo dirigió su mirada hacia el escudo de bronce en el que veía reflejada la imagen de la Gorgona y logró decapitarla. Cuando Perseo le cortó la cabeza, surgieron de la Gorgona el caballo alado Pegaso y Crisaor, el padre de Geriones. Estos habían sido engendrados por Posidón. Entonces Perseo metió en la kíbisis la cabeza de la Gorgona y emprendió el regreso. Pero las Gorgonas despertaron de su sueño y empezaron a perseguirlo, sin embargo, no lo podían ver gracias al casco que lo hacía invisible.




Perseo y Andrómeda


            Cuando llegó a Etiopía, donde reinaba Cefeo, se encontró a la hija de este abandonada como presa para un monstruo marino. Pues Casiopea, la esposa de Cefeo, había competido en belleza con las Nereidas y se jactaba de ser superior a todas ellas. Por eso se habían encolerizado las Nereidas. Y Posidón, que compartía su indignación, envió una inundación y un monstruo contra la comarca. No obstante, el dios Amón vaticinó que se verían libres de la calamidad si la hija de Casiopea, Andrómeda, era ofrecida como alimento al monstruo. Cefeo fue obligado por los etíopes a hacer tal cosa y encadenó a su hija a una roca.

            Al verla, Perseo se enamoró de ella y le prometió a Cefeo que acabaría con el monstruo si, una vez que Andrómeda estuviese a salvo, se la daba por esposa. Tras realizar los debidos juramentos en estos términos, Perseo se enfrentó al monstruo, le dio muerte y liberó a Andrómeda.

            Entonces Fineo, que era hermano de Cefeo y estaba prometido con anterioridad a Andrómeda, tramó un complot contra Perseo. Perseo tuvo conocimiento de este plan, le mostró a Fineo y a sus cómplices la cabeza de la Gorgona y al instante los convirtió a todos en piedra.




Regreso a Sérifos


            Cuando Perseo regresó a Sérifos, se encontró con que su madre, junto con Dictis, se había refugiado en los altares debido a la violencia de Polidectes. Así que entró en el palacio donde Polidectes había convocado a sus fieles, se dio la vuelta y les mostró la cabeza de la Gorgona. En cuanto la miraron, quedaron petrificados, en la postura que cada uno tenía en ese momento. Tras poner a Dictis como rey de Sérifos, le devolvió a Hermes las sandalias, la kíbisis y el casco, pero la cabeza de la Gorgona se la dio a Atenea. Hermes les devolvió esos objetos a las Ninfas, mientras que Atenea colocó en el centro de su escudo la cabeza de la Gorgona. Algunos dicen que Medusa fue decapitada por causa de Atenea, pues esta Gorgona había pretendido rivalizar en belleza con ella.


Cumplimiento del oráculo


            Perseo, en compañía de Dánae y de Andrómeda, se dirigió rápidamente hacia Argos para ver a Acrisio. Pero cuando este se enteró de que Perseo venía, temeroso del oráculo, abandonó Argos y se encaminó al país de los pelasgos. Teutámidas, rey de Larisa, había organizado un certamen atlético en honor de su padre muerto, y Perseo también acudió con el propósito de participar en él. Cuando competía en el pentatlo, Perseo le fue a dar con el disco en el pie a Acrisio y al punto le causó la muerte. Entonces se dio cuenta de que se había cumplido el oráculo y enterró a Acrisio fuera de la ciudad. Perseo sintió reparos de regresar a Argos por la herencia de un hombre que había muerto por su causa, así que se dirigió a Tirinte junto a Megapentes, el hijo de Preto. Con este hizo un cambio y le entregó el reino de Argos. Por eso Megapentes reinó sobre los de Argos y Perseo en Tirinte, tras haber fortificado Midea y Micenas.

            Perseo tuvo hijos de Andrómeda. Antes de haber ido a Grecia, tuvo a Perses, al que dejó con Cefeo (de Perses se dice que descienden los reyes de Persia). En Micenas tuvo a Alceo, Esténelo, Heleo, Méstor y Electrión, y una hija, Gorgófone, a quien tomó por esposa Perieres.

(Trad. de José Calderón Felices, Akal, Madrid, 1987; con modificaciones)