El siguiente relato se encuentra en la Biblioteca (Epítome 7) de Apolodoro (siglo I - II d. C.)
Odiseo, según algunos, anduvo errante por Libia; según otros, por Sicilia, y, según otros, por el Océano o por el mar Tirreno.
Odiseo en la ciudad de los cícones
Odiseo zarpó de Troya y llegó a Ísmaro, ciudad de los cícones. Después de conquistar esta ciudad por las armas, la saqueó. Solo tuvo compasión de Marón, sacerdote de Apolo. Los cícones que vivían en el continente, al enterarse, se dirigieron armados contra Odiseo. Este perdió seis hombres de cada nave, se hizo a la mar y huyó.
El país de los lotófagos
Cuando llegó al país de los lotófagos, envió a algunos hombres para averiguar quiénes lo habitaban. Pero estos comieron loto y se quedaron allí, pues en la región crecía un fruto dulce llamado loto que producía a quien lo probaba el olvido de todo.
Cuando Odiseo supo esto, retuvo a los demás compañeros y a los que habían comido loto, los llevó a la fuerza a las naves.
En la tierra de los Cíclopes
Se hizo a la mar y navegó hacia la tierra de los Cíclopes. Dejó las restantes naves en una isla cercana, se acercó al país de los Cíclopes con una sola nave y desembarcó con doce compañeros.
Cerca del mar había una cueva, en la que Odiseo entró con un odre de vino que le había dado Marón. Esta cueva pertenecía a Polifemo, hijo de Posidón y de la ninfa Toosa. Polifemo era un hombre enorme, salvaje y antropófago, que tenía un solo ojo en la frente.
Así pues, Odiseo y sus compañeros encendieron el fuego. Después de sacrificar unos cabritos, celebraron un banquete. Pero en esto llegó el cíclope Polifemo y, después de hacer entrar los rebaños, colocó una piedra descomunal en la puerta. Cuando vio a Odiseo y a sus compañeros, devoró a algunos. Pero Odiseo le dio a beber del vino de Marón. El cíclope bebió y comenzó a pedir más. Después de beber por segunda vez, le preguntó a Odiseo su nombre. Odiseo respondió que se llamaba "Nadie".
Entonces, el cíclope amenazó con devorar a Nadie en último lugar y a sus compañeros primero: le prometió que este sería el regalo de hospitalidad que le daría a cambio del vino. Sin embargo, vencido por la bebida, el cíclope se quedó dormido.
Entretanto, Odiseo encontró una estaca que había por allí y la afiló con la ayuda de cuatro compañeros. Después de endurecer la estaca al fuego, cegaron a Polifemo. Este comenzó a pedir ayuda a gritos a los demás cíclopes que estaban por los alrededores. Los cíclopes acudieron y le preguntaron quién lo había dañado. Polifemo respondió que "Nadie". Los cíclopes, al creer que decía que no había sido herido "por ninguno", se marcharon.
Cuando los rebaños empezaron a pedir el pasto habitual, Polifemo abrió la cueva y se situó en la entrada con las manos extendidas, palpando a los animales. Pero Odiseo juntó bien tres carneros; se puso debajo del de mayor tamaño y, escondido debajo del vientre, logró escapar con los rebaños. Después de desatar a sus compañeros de debajo de los animales, condujo los rebaños a las naves y zarpó, mientras le gritaba al cíclope que él era Odiseo y que se había escapado de sus manos.
Un adivino le había profetizado al cíclope que sería cegado por Odiseo. Cuando el cíclope oyó ese nombre, arrancó unas rocas y las arrojó hacia el mar, de manera que a duras penas se libró la nave de Odiseo de las rocas. A raíz de esto, Posidón se encolerizó con Odiseo.
La isla de Eolo
Odiseo se hizo a la mar con todas las naves y llegó a la isla Eolia, en la que reinaba Eolo. A este le había encargado Zeus la gestión de los vientos, tanto calmarlos como soltarlos. Eolo acogió a Odiseo como huésped y le dio un odre de piel de buey en el que había encerrado los vientos. Después de enseñarle qué vientos debía utilizar para la navegación, ató el odre a la nave. Así, Odiseo, empleando vientos favorables, navegó felizmente. Cuando estaba ya cerca de Ítaca y veía elevarse el humo de la ciudad, se quedó dormido. Sus compañeros, creyendo que llevaba oro en el odre, lo descosieron y liberaron los vientos. Entonces, arrebatados por los vientos, retrocedieron de nuevo. Odiseo llegó ante Eolo y le rogó un viento favorable, pero este lo echó de la isla diciéndole que él no podía salvarlo si tenía a los dioses en contra.
Los lestrígones
Por tanto, se hizo de nuevo a la mar, arribó al país de los lestrígones y ancló su nave por última vez. Los lestrígones eran antropófagos; sobre ellos reinaba Antífates. Odiseo, queriendo informarse sobre estos habitantes, envió algunos compañeros a investigar. Pero la hija del rey se encontró con estos y los condujo ante su padre, quien cogió a uno y lo mató; después persiguió a los restantes, que huían, mientras gritaba y convocaba a los demás lestrígones. Llegaron hasta el mar, lanzaron piedras, destrozaron las naves y devoraron a los tripulantes. Pero Odiseo cortó la amarra de su nave y se hizo a la mar; en cambio, las restantes naves quedaron aniquiladas junto con sus tripulantes.
Circe
Con una sola nave, por tanto, Odiseo arribó a la isla de Eea, donde habitaba Circe, hija de Helio y de Perseis, y hermana de Eetes. Circe era una experta en todo tipo de encantamientos. Odiseo distribuyó a sus compañeros y él se quedó en la nave por sorteo. Euríloco partió junto a sus compañeros, que eran veintidós, hacia Circe. Cuando ella los llamó, entraron todos en su casa, excepto Euríloco. Les dio a cada uno una pócima a base de queso, miel, harina y vino, mezclada con un encantamiento.
Una vez que bebieron todos, los tocó con su vara y los transformó, de manera que a unos los metamorfoseó en lobos, a otros en cerdos, asnos o leones. Euríloco vio esto y se lo contó a Odiseo, quien tomó la hierba llamada moly (recibida de Hermes) y se dirigió ante Circe. Odiseo echó la moly en la pócima y fue el único que, después de beber, no quedó embrujado. Este desenvainó su espada y amenazó a Circe con matarla. Pero ella apaciguó su cólera y les devolvió a sus compañeros su forma primitiva.
Después de que Circe le jurara que no le haría ningún daño, Odiseo se unió a ella y tuvo un hijo, llamado Telégono. Se quedó allí con ella un año.
Invocación de las almas
Después, navegó por el Océano y, por consejo de Circe, les ofreció sacrificios a las almas, consultó en oráculo el alma de Tiresias y vio las almas de los héroes y de las heroínas; vio también el alma de su madre, Anticlea, y la de Elpenor, un compañero que se había caído en la casa de Circe y se había matado.
Las Sirenas
A continuación, volvió con Circe y, enviado por ella, se hizo a la mar y costeó la isla de las Sirenas. Las Sirenas eran hijas de Aqueloo y Melpómene, una de las musas. Sus nombres eran Pisínoe, Agláope y Telxiepia. Una de ellas tocaba la cítara, otra cantaba y la tercera tocaba la flauta. Con estas artes convencían a los navegantes para que se quedaran. De los muslos para abajo tenían forma de pájaro.
Al bordear su isla, Odiseo quiso escuchar su canto, pero, por consejo de Circe, había taponado con cera los oídos de sus compañeros y había ordenado que a él lo ataran al mástil. Pero, encantado por las Sirenas, pedía a sus compañeros que lo destaran para quedarse allí, sin embargo, estos lo ataban más fuertemente y de esa manera pasó navegando.
Las Sirenas habían recibido un oráculo, según el cual morirían si una nave pasaba de largo. Así que murieron.
Escila y Caribdis
Después de esto, a Odisea se le abrieron dos posibles rutas. Por un lado, se encontraban las Rocas Errantes. Por otro lado, se alzaban dos enormes escollos: en un escollo estaba Escila, hija de Crateis y de Trieno (o de Forco); tenía cara y pecho de mujer y de los costados le salían seis cabezas y doce patas de perro. En el otro escollo se hallaba Caribdis, que tres veces al día absorbía el agua y de nuevo la lanzaba.
Por consejo de Circe, Odiseo evitó pasar por las Rocas Errantes, por ello navegó a lo largo del escollo de Escila. Se colocó en la popa totalmente armado. En esto, apareció Escila, atrapó a seis compañeros y los devoró.
Desde allí Odiseo se dirigió hacia la isla de Trinacia, que pertenecía a Helio y en la que pastaban los ganados de este dios. Retenido por una calma chicha, Odiseo se quedó en aquel lugar. Sus compañeros, privados de alimento, sacrificaron algunas cabezas de ganado de Helio y celebraron un banquete. Helio denunció este acto a Zeus. Por ello, cuando Odiseo se hizo a la mar, Zeus le lanzó un rayo: la nave se deshizo, Odiseo se aferró al mástil y llegó junto a Caribdis. Cuando Caribdis absorbió el mástil, Odiseo se cogió a una higuera silvestre que sobresalía en ese lugar y allí esperó. Cuando vio salir a flote de nuevo el mástil, se lanzó encima y, sujeto a él, fue transportado a la isla de Ogigia.
Calipso
En esa isla fue acogido por Calipso, hija de Atlante, que, tras unirse a Odiseo, dio a luz a un niño llamado Latino. Odiseo se quedó con Calipso cinco años, hasta que fabricó una balsa y se hizo a la mar. Pero la balsa se deshizo en el mar a causa de la cólera de Posidón y Odiseo fue arrojado desnudo a la costa de los feacios.
La isla de los feacios
Entonces, Nausícaa, la hija del rey Alcínoo, que estaba lavando la ropa, cuando Odiseo le suplicó, lo condujo a presencia de Alcínoo, quien lo hospedó y, después de cargarlo de regalos, lo acompañó con una escolta hacia su patria, Ítaca. Entonces Posidón se encolerizó con los feacios, petrificó la nave acompañante y cubrió su ciudad con un monte.
Llegada a Ítaca. Venganza sobre los pretendientes
Al fin Odiseo llegó a su patria, Ítaca. Encontró su casa expoliada, pues muchos pretendientes, creyendo que Odiseo había muerto, le pedían matrimonio a Penélope. [...] Todos los pretendientes se habían instalado en el palacio de Odiseo y consumían sus rebaños dándose grandes banquetes.
Penélope se vio obligada a prometer el matrimonio cuando terminara un sudario para Laertes. Estuvo tejiéndolo durante tres años, tejiendo de día y deshaciéndolo por la noche. Así Penélope iba engañando a los pretendientes, hasta que fue descubierta.
Odiseo, una vez informado sobre la situación de su casa, llegó como un mendigo ante su criado Eumeo, se dio a conocer a su hijo Telémaco y se fue a la ciudad. Melantio el cabrero se encontró con ellos y, a pesar de ser un criado, les faltó al respeto.
Cuando Odiseo llegó al palacio, les pidió comida a los pretendientes. Allí se encontró con un mendigo llamado Iro y luchó con él. Odiseo se dio a conocer a Eumeo y a Filetio, y con la ayuda de estos y la de Telémaco tramó un plan contra los pretendientes.
A todo esto, Penélope les había dado a los pretendientes el arco de Odiseo, arco que este había recibido de Ífito. Les dijo que se casaría con aquel que fuera capaz de armarlo. Pero ninguno de los pretendientes pudo tensarlo, hasta que Odiseo lo cogió y comenzó a lanzarles flechas a los pretendientes con la ayuda de Eumeo, Filetio y Telémaco. Dio muerte también a Melantio y a las criadas que se habían acostado con los pretendientes. Acto seguido se dio a conocer a su esposa y a su padre.
(Trad. basada en la de M. Rodríguez de Sepúlveda, Madrid, Gredos, 1985 y en la de J. Calderón, Madrid, Akal, 1987; con modificaciones)
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